UGT ha recibido con satisfacción el anuncio del Gobierno español de que el barco Aquarius, que navega a la deriva por el Mediterráneo con más de 600 inmigrantes y refugiados rescatados por Médicos Sin Fronteras y Sos Mediterranée, va a ser acogido en el puerto de Valencia.

Ayer mañana, UGT  había hecho público un comunicado en el que solicitaba que el Gobierno permitiera amarrar al Aquarius en un puerto español por razones humanitarias, lo que finalmente va a suceder, evitando así una catástrofe humanitaria.

 

UGT considera que la Unión Europea debe exigir que se cumplan las obligaciones y se respeten las normas internacionales más básicas, como proteger la vida y exigir la solidaridad de todos los estados miembros, para abordar lo que sucede en las fronteras exteriores de la Unión desde el enfoque de la defensa de los derechos humanos.

Además, UGT  reclama a la Unión Europea que, de forma inmediata, tome las medidas necesarias para que el buque Aquarius pueda desembarcar en un puerto europeo a las personas rescatadas y que éstas sean atendidas con todas las garantías, cumpliendo con las obligaciones internacionales a las que están sujetos todos los estados miembros.

Por otra parte, demanda al recién nombrado Gobierno español, especialmente al Ministerio de Empleo, Migraciones y Seguridad Social y al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, que promuevan en el seno de la Unión una política común de migraciones, basada en el respeto a los derechos humanos y en la solidaridad y compromiso de todos los estados miembros.

La situación del barco Aquarius con 629 personas a bordo, cuestiona de nuevo el compromiso de la Unión Europea con sus valores, así como el de todos los estados miembros con los derechos humanos y con las normas internacionales.

La mal denominada crisis de personas refugiadas, reveló que, con contadas y honrosas excepciones, los estados miembros no estaban dispuestos a aceptar una política común y solidaria respecto a solicitantes de protección internacional. Por el contrario, se ha permitido que estados como Hungría adoptaran medidas que son contrarias no solo a las normas internacionales, sino a los principios fundacionales de la Unión.

En lugar de aplicar políticas a largo plazo, abordando las causas de la migración y respetando ante todo los derechos de las personas migrantes, sean o no posibles refugiados, la UE ha optado por una solución de urgencia, los programas de reubicación y reasentamiento, y por la vergonzosa externalización de la frontera exterior, con acuerdos con Turquía y Libia.

629 personas vuelven a colocar a una Unión Europea con más de 500 millones de habitantes, en una encrucijada. Nos jugamos, una vez más, nuestro futuro: decidir que Europa queremos ser, la que abandona a náufragos en el mar, o la que acoge y proporciona ayuda humanitaria. Todo ello sin olvidar que cuatro personas han fallecido este fin de semana tratando de llegar a España.