El estancamiento de los precios refleja la situación de la economía

Los datos publicados en la mañana de hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúan la tasa de variación interanual del IPC del mes de diciembre en el 0,3%, situándose una décima por encima de la que se registró en el mes de noviembre.

Pese a que podemos valorar este dato como positivo, en la medida en que no acentúa la pérdida de poder adquisitivo que están experimentando tanto los trabajadores del sector público y privado como amplias capas de la población, tales como los pensionistas y demás perceptores de prestaciones públicas (hay que tener en cuenta que la inflación media para el conjunto del año 2013 se ha situado en el 1,4%, mientras que los salarios vienen disminuyendo a lo largo de todo el año, habiendo registrado los costes salariales una caída media del 0,9% en los tres primeros trimestres), si analizamos las causas que subyacen a esta atonía en el nivel general de precios, comprobamos que existen síntomas muy preocupantes que nos revelan una economía estancada y sin visos de mejora.

 Así, nos encontramos con una caída continuada del consumo a lo largo del año 2013 (el consumo de los hogares cayó en los tres primeros trimestres un 3,3% de media) provocada por la fuerte disminución de las remuneraciones a los asalariados (que registran una caída media del 5% en los tres primeros trimestres, en contraposición con los datos de los excedentes brutos de explotación de las empresas, que crecen un 2,3% para ese mismo periodo), que, si lo unimos a la caída de la inversión, nos ofrece una caída media de la actividad económica en los tres primeros trimestres, medido en términos interanuales, del 1,6%, que podría cerrar, según los últimos datos del Ministerio de economía, con una caída cercana al 1,2% en el conjunto del año. La actividad, por tanto, está lejos de recuperarse, por mucho que se insista desde el Gobierno en ello a través de noticias sesgadas y totalmente alejadas de la realidad en la que nos encontramos. De forma análoga, el mercado de trabajo continúa dando muestras de un gran deterioro y ni siquiera una reducción del número de parados como la que se registró a comienzos del presente mes puede ser considerada como un síntoma de recuperación si comprobamos que la casi totalidad de contratos que se firma son de carácter temporal o a tiempo parcial o que se sigue destruyendo empleo, tal y como comprobamos al analizar los últimos datos sobre afiliación a la Seguridad Social.

Todo ello tiene su reflejo en la evolución de los mercados y, por tanto, en los precios, que se encuentran prácticamente estancados y que pueden, incluso, volver a ser negativos en los próximos meses (tal y como ocurrió el pasado mes de octubre), reflejando crudamente la poca actividad económica que se desarrolla a día de hoy en nuestro país, así como las dificultades por las que atraviesan sus ciudadanos, que ven como la caída de sus ingresos provocan que disminuya aún más su consumo (especialmente preocupante en el caso de bienes básicos y de primera necesidad) y, con ello, los precios, poniendo de manifiesto, en definitiva, la falta de expectativas en la que está sumido nuestro país.

Desde UGT consideramos que el camino que se está siguiendo de devaluación salarial y ajustes desmedidos en el gasto público son dos de las principales causas que están detrás de este escenario, por lo que apostamos, en línea con los las propuestas que se vienen lanzando desde la Confederación Europea de Sindicatos, por cambio radical de estas políticas. Cambio que consideramos debe estar centrado, en el ámbito macroeconómico, en un cumplimiento realista de los objetivos de déficit y un plan de estímulo al crecimiento tanto a nivel nacional como europeo; y, dentro de nuestro país por una apuesta por el trabajo y los trabajadores como activo, potenciando los derechos laborales, tanto individuales como colectivos, para lo que es necesario revertir la nefasta reforma laboral del año 2012, así como potenciar las rentas de los ciudadanos, bien a través de la negociación colectiva, en el caso de los trabajadores, bien a través de revalorizaciones de prestaciones acordes con el poder adquisitivo, que lleven, en definitiva, a que las rentas crezcan en términos reales, lo que permitiría, por un lado, evitar que amplias capas de la población caigan en riesgo de exclusión social y, por el otro, que se fomentase el consumo, y con ello la demanda interna y, por tanto, la actividad económica y el empleo.

Con respecto a este último punto, relativo a la rentas de los ciudadanos, desde UGT queremos denunciar las políticas de distribución regresivas que está llevando a cabo el Gobierno, que suponen que sean aquellos ciudadanos con rentas más bajas y que se encuentran en una situación más vulnerable los que estén soportando las mayores cargas como consecuencia de la crisis. Consideramos que esta situación es insostenible y que debe ser revertida de forma inmediata si no queremos que España siga siendo, no solo uno de los países con mayores tasas de desempleo, sino también con mayor riesgo de pobreza y desigualdad, que suponen un gran foco de conflictividad y una barrera infranqueable para una hipotética recuperación económica.

Lamentablemente, las últimas medidas que ha tomado el Gobierno en año 2013 y las que parece se van perfilando para este 2014 reinciden en los errores pasados y perpetúan las políticas que nos ha llevado a esta situación. La congelación del SMI y del IPREM para el año 2014, la aprobación de la nueva fórmula de revalorización de las pensiones, la nueva congelación salarial de los empleados públicos o la Ley de Presupuestos Generales para 2014 nos dan muestras que, pese a que los trabajadores y ciudadanos de nuestro país hace tiempo que han tocado fondo, el Gobierno parece no querer ver la realidad y se dispone a que el nuevo año sea una continuación del nefasto 2013.

En definitiva, desde UGT nos gustaría reiterar que para que la reactivación económica y la creación de empleo sea una realidad, es necesario apostar por un aumento en términos reales de los salarios y de las prestaciones, que permita a los trabajadores y demás ciudadanos ganar poder adquisitivo con el que poder reactivar el consumo y la demanda interna, verdadero motor económico de nuestro país, y poder empezar, de una vez, a generar crecimiento y empleo.